lunes, 26 de octubre de 2009

INMA.ANA FRANK

Nació en Fráncfort del Meno (Hesse, Alemania), siendo la segunda hija de Otto Heinrich Frank y su mujer Edith Hollander ), una familia de patriotas alemanes que habían participado en la Primera Guerra Mundial. Tenía una hermana mayor, Margot Frank (16 de febrero de 1926 - 9 de marzo de 1945). Junto con su familia, tuvo que mudarse a Ámsterdam, huyendo de los nazis. Allí le regalaron un diario al cumplir los trece años. Muy poco después, su familia tuvo que ocultarse en un escondrijo, la Achterhuis, situada en un viejo edificio en el Prinsengracht, un canal en el lado occidental de Ámsterdam, y cuya puerta estaba escondida tras una estantería. Allí vivieron durante la ocupación alemana, desde el 9 de julio de 1942 hasta el 3 de agosto de 1944.
En el escondite había ocho personas: sus padres, Otto y Edith Frank; ella y su hermana Margot; Fritz Pfeffer, un dentista judío (al que Anne dio el nombre de Albert Dussel en su Diario), y la familia van Pels (van Daan en el Diario), formada por Hermann y Auguste van Pels y el hijo de ambos, Peter. Durante aquellos años, Anne escribió su Diario, en el que describía su miedo a vivir escondida durante años, sus nacientes sentimientos por Peter, los conflictos con sus padres, y su vocación de escritora. Pocos meses antes de ser descubiertos, empezó a reescribir su Diario con la idea de publicarlo tras la guerra.
Después de más de dos años, un informador holandés guió a la Gestapo a su escondite. Fueron arrestados por la Grüne Polizei y, el 2 de septiembre de 1944 toda la familia fue trasladada en tren de Westerbork (campo de concentración en el noreste de Holanda) a Auschwitz, viaje que les llevó tres días. Mientras tanto, Miep Gies y Bep Voskuijl, dos de los que los protegieron mientras estuvieron escondidos, encontraron y guardaron el Diario.
Anne, Margot y Edith Frank, la familia van Pels y Fritz Pfeffer no sobrevivieron a los campos de concentración nazis (aunque Peter van Pels murió durante las marchas entre campos de concentración). Margot y Anne pasaron un mes en Auschwitz-Birkenau y luego fueron enviadas a Bergen-Belsen, donde murieron de fiebre tifoidea en marzo de 1945, poco antes de la liberación. Sólo Otto logró salir de los campos de concentración con vida. Miep le dio el diario, que editaría con el fin de publicarlo con el título Diario de Ana Frank, que ha sido ya publicado en 60 idiomas.
El memorial en honor a Anne y Margot Frank está en el lugar donde estaba la fosa común correspondiente a la barraca donde murieron en el campo de concentración de Bergen-Belsen.

LAS MIL Y UNA NOCHES.INMA

Las Mil y Una Noches ( es una célebre recopilación de cuentos árabes del Oriente Medio medieval que utiliza la técnica del relato enmarcado o mise en abyme. El núcleo de estas historias está formado por un antiguo libro persa llamado Hazâr Afsâna (los Mil Mitos.El compilador y traductor de estas historias al árabe es, supuestamente, el cuentista Abu abd-Allah Muhammed el-Gahshigar, que vivió en el siglo IX. La historia principal sobre Scheherazada, que sirve de marco a los demás relatos, parece haber sido agregada en el siglo XIV. La primera compilación arábiga moderna, elaborada con materiales egipcios, se publicó en El Cairo en 1835.

INMA

ANDERSEN
Hans Christian Andersen fue un escritor y poeta danés, famoso por sus cuentos para niño.
Nació el 2 de abril de 1805 en Odense, Dinamarca. De una familia tan pobre, que en ocasiones hasta tuvo que dormir bajo un puente y mendigar. Era hijo de un zapatero instruido, pero enfermizo, de veintidós años y de una lavandera quien era de confesión protestante. Andersen dedicó a su madre debido a su pobreza La pequeña cerillera, así como No sirve para nada, en razón de su alcoholismo.
Hans Christian mostró una gran imaginación desde temprana edad; la que fue alentada por la indulgencia de ambos padres y la superstición de la madre. En 1816 murió su padre y Andersen dejó de asistir a la escuela; se dedicó a leer todas las obras que pudiera conseguir, entre ellas las de Ludvig Holberg y William Shakespeare.
Andersen decidió convertirse en cantante de ópera y se trasladó a Copenhague en septiembre de 1819. Una vez allí fue tomado por lunático, rechazado y prácticamente se quedó sin nada; pero hizo amistad con los músicos Christoph Weyse y Siboni y más tarde con el poeta Frederik Hoegh Guldberg.
Su voz le había fallado, pero fue admitido como alumno de danza en el Teatro Real de Copenhague.Perezoso como era, perdió el apoyo de Guldberg, pero hizo amistad esta vez con Jonas Collin, el director del Teatro Real, que sería su amigo de por vida.
El rey Federico VI se interesó en el extraño muchacho y lo envió durante algunos años a la escuela de Slagelse. A pesar de su aversión por los estudios, Andersen permaneció en Slagelse y en la escuela de Elsinor (en danés Helsingør) hasta 1827, aunque más tarde admitió que estos años fueron los más oscuros y amargos de su vida. Collin finalmente consideró acabados sus estudios y Andersen volvió a Copenhague.
Carrera [editar]

El mismo año de 1827 Hans Christian logró la publicación de su poema "El niño moribundo" en la revista literaria Kjøbenhavns flyvende Post, la más prestigiada del momento; apareciendo en las versiones danesa y alemana de la revista.
Al año siguiente Andersen ingresó a la Universidad de Copenhague. En 1829, cuando sus amigos ya consideraban que nada bueno saldría de su excentricidad y vivacidad, tuvo considerable éxito con un volumen llamado "Un paseo desde el canal de Holmen a la punta Este de la isla de Amager".
Andersen fue un viajero empedernido - «viajar es vivir», decía - y escribirá después sus impresiones en los periódicos. De sus idas y venidas también sacó tema para sus escritos.
Exitosa fue también su primera obra de teatro, "El amor en la torre de San Nicolás", publicada el año de 1839.
Para 1831 había publicado el poemario Fantasías y esbozos y realizado un viaje a Berlín, cuya crónica apareció con el título Siluetas. En 1833, recibió del rey una pequeña beca de viaje e hizo el primero de sus largos viajes por Europa.
En 1834 llegó a Roma. Fue Italia la que inspiró su primera novela, El Improvisador publicada en 1835, con bastante éxito. En este mismo año aparecieron también las dos primeras ediciones de Historias de aventuras para niños, seguidas de varias novelas de historias cortas. Antes había publicado un libreto para ópera, La novia de Lammermoor, y un libro de poemas titulado "Los doce meses del año".
El valor de estas obras en principio no fue muy apreciado; teniendo por consecuencia éxito de venta. No obstante, en 1838 Hans Christian Andersen ya era un escritor establecido.
Sus cuentos para niños continuaron apareciendo hasta 1872, cuando las últimas historias fueron publicadas en navidad. Durante la primavera de ese año, Andersen sufrió una caída desde su propia cama, lo que le produjo heridas graves. Nunca volvió a recuperarse del todo, y el 4 de agosto de 1875 murió en la casa llamada Rolighed, cerca de Copenhague donde está enterrado.

sábado, 24 de octubre de 2009

campeonat de golf CASTELLÓ MASTERS 2009. Noticia Raquel.

Sergi Garcia ve peligrar el seu doblete en el Castelló Masters de golf que es disputá aquesta semana en el Club de Camp del Mediterráni en La Coma.
El divendres, tras situarse líder en la primera jornada, va veure com podía pedre.
L´alemá Kaymer,duodecim del mon , i l´australian Allenby lideraren junt amb Sergi,la primera jornada d´aquest campionat.
En la segona jornada ,la del dissabte,els líders seguien sient Kaymer , Allenby i Sergi.
El dissabte altre gran jugador que va destacar va ser Chema Olazabal, altre espanyol.

En l´ultima jornada d´aquest campionat´,la del diumenge, la classificació va variar molt,ja que ningú dels tres jugadors que iban els primers , va acabant guanyant un dels grans premis.Aunque Sergi Garcia va acabar el quart.
Sergi es va quedar un poc desilusionat ,ja que el Mediterrani es el seu camp i ell coneia molt be aquest camp.
Finalment els presentiments de Sergi van ser els certs,ja que no va conseguir el seu doblete.

jueves, 22 de octubre de 2009

Canción de Inma y Raquel

TENÍA TANTO QUE DARTE
De Nena Daconte

Promet guardar-te en el fons del meu cor
Promet recordar-me sempre d'aquell llarg desembre
Promet encendre en el teu dia especial una vela
I bufar-la per tu…
Promet no oblidar-ho mai
TTÈNIA TANT QUE DONAR-TE
TANTES COSES QUE COMPTAR-TE
TÈNIA TANT d'AMOR,
GUARDAT PER A TU…


TTÈNIA TANT QUE DONAR-TE
TANTES COSES QUE COMPTAR-TE
TÈNIA TANT d'AMOR,
GUARDAT PER A TU…


Camí lentament pensant tornar cap arrere,
No puc en la vida les coses succeïxen sense més…
Encara em pregunte que part del teu destí es quede amb mi,
Pregunte que part es quede pel camí.

TTÈNIA TANT QUE DONAR-TE
TANTES COSES QUE COMPTAR-TE
TÈNIA TANT d'AMOR,
GUARDAT PER A TU…



TÈNIA TANT QUE DONAR-TE
TANTES COSES QUE COMPTAR-TE
TÈNIA TANT d'AMOR,
GUARDAT PER A TU…


Tenia tant que a vegades maleïsc la meua sort…
A vegades la maleïsc…
Per no seguir amb tu…

TÈNIA TANT QUE DONAR-TE
TANTES COSES QUE COMPTAR-TE
TÈNIA TANT d'AMOR,
GUARDAT PER A TU…



TÈNIA TANT QUE DONAR-TE
TANTES COSES QUE COMPTAR-TE
TÈNIA TANT d'AMOR,
GUARDAT PER A TU…

Inma.Frase hecha

SANTA RITA RITA
Decimos esta frase cuando alguien nos ha dado una cosa y pretende recuperarla.Cuenta una historia que cierta muchacha pidió a Santa Rita que le concediera un novio.La Santa oyó sus oraciones y la joven consiguió un novio.Pero,al cabo de poco tiempo,el muchacho abandonó el lugar y no quiso casarse con ella.Enfadada la muchacha se fue a la iglesia y,encarándose con la imagen de Santa Rita,le dijo:
-!Santa Rita,Rita lo que se da no se quita¡

Dar en el clavo.Frase hecha Raquel

Es ese juego de niños en el que hay que insertar unas anillas en un pivote desde un poco lejos. Gana el que meta más. Bien, pues de ahí viene. A ese juego originalmente se jugaba metiendo arandelas de hierro en una especie de clavo grande.De ahí viene el dicho.Se dice cuando se acierta

lunes, 19 de octubre de 2009

La princesa del guisante. Cuento de raquel

Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero con una verdadera princesa de sangre real. Viajó por todo el mundo buscando una, pero era muy difícil encontrarla, mucho más difícil de lo que había supuesto.
Las princesas abundaban, pero no era sencillo averiguar si eran de sangre real. Siempre acababa descubriendo en ellas algo que le demostraba que en realidad no lo eran, y el príncipe volvió a su país muy triste por no haber encontrado una verdadera princesa real.
Una noche, estando en su castillo, se desencadenó una terrible tormenta: llovía muchísimo, los relámpagos iluminaban el cielo y los truenos sonaban muy fuerte. De pronto, se oyó que alguien llamaba a la puerta:
-¡ Toc, toc!
La familia no entendía quién podía estar a la intemperie en semejante noche de tormenta y fueron a abrir la puerta.
-¿ Quién es? - preguntó el padre del príncipe.
- Soy la princesa del reino de Safi - contestó una voz débil y cansada. - Me he perdido en la oscuridad y no sé regresar a donde estaba.
Le abrieron la puerta y se encontraron con una hermosa joven:
- Pero ¡Dios mío! ¡Qué aspecto tienes!
La lluvia chorreaba por sus ropas y cabellos. El agua salía de sus zapatos como si de una fuente se tratase. Tenía frío y tiritaba.
En el castillo le dieron ropa seca y la invitaron a cenar. Poco a poco entró en calor al lado de la chimenea.
La reina quería averiguar si la joven era una princesa de verdad.
"Ya sé lo que haré - pensó -. Colocaré un guisante debajo de los muchos edredones y colchones que hay en la cama para ver si lo nota. Si no se da cuenta no será una verdadera princesa. Así podremos demostrar su sensibilidad".
Al llegar la noche, la reina colocó un guisante bajo los colchones y después se fue a dormir.
A la mañana siguiente, el príncipe preguntó:
-¿Qué tal has dormido, joven princesa?
- ¡Oh! Terriblemente mal - contestó -. No he dormido en toda la noche. No comprendo qué tenía la cama; Dios sabe lo que sería. Tengo el cuerpo lleno de cardenales. ¡Ha sido horrible!
- Entonces, ¡eres una verdadera princesa! Porque a pesar de los muchos colchones y edredones, has sentido la molestia del guisante. ¡Sólo una verdadera princesa podía ser tan sensible!
El príncipe se casó con ella porque estaba seguro de que era una verdadera princesa. Después de tanto tiempo, al final encontró lo que quería.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

viernes, 16 de octubre de 2009

Inma

SAN MILLÁN DE LA COGOLLA

En noviembre de 1977 se celebró una gran fiesta en el monasterio de San Millán de la Cogolla para celebrar el milenario del nacimiento de la lengua castellana. Autoridades, lingüistas, académicos, todos se dieron cita en aquel lugar donde surgió el primer balbuceo escrito de dicha lengua. En la biblioteca, heredera del Escritorio de San Millán dormía durante siglos un códice latino, Aemilianesis 60, en cuyos márgenes un amanuense había escrito unos apuntes (glosas) en lengua romance, en vasco y en un latín que hoy podríamos llamar “macarrónico”. Ejemplo de una glosa:...con o ajutorio de nuestro dueno Christo dueno Salbatore qual dueno yet ena honore e qual duenno tienet ela mantatjione con o Patre con o Spiritu Sancto en os sieculos de los sieculos.

viernes, 2 de octubre de 2009

Cuento Inma

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR

Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todo su dinero en trajes nuevos.
No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.
La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos ladrones que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que fuera tonta.
-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son tontos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. entonces el emperador mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.
Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.
«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera tonto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era tonto.
«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».
El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.
Los dos ladrones le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea tonto para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».
-¿Qué? ¿No dice nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.
-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.
-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.
Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.
Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos ladrones, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.
«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.
Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.
-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.
Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.
El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.
Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!
Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:
-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.
-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.
-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?
Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.
-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!
-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle - anunció el maestro de Ceremonias.
-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.
Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.
FIN